Entre los amigos y los enemigos hay una línea muy estrecha. Como ya sabemos, los enemigos se diferencian de los amigos, entre otras cosas, porque los amigos siempre se ponen de acuerdo, mientras los enemigos viven en desacuerdo, peleando por ver quién puede más y quién somete al otro.
Gastan su tiempo y esfuerzo en estar más pendientes "del otro" que de sí mismos, y eso lo pudimos observar en las campañas políticas que acabamos de vivir en nuestro país, o incluso en los comerciales de marcas que dicen llamarse "líderes" en el mercado nacional y que basan su marketing en atacar y exhibir a "su competencia", generando nada más publicidad gratuita y un posicionamiento automático del otro. Lo que menos les pasa por la cabeza, es que "resistencia causa persistencia"... ¿Sabías?
Los amigos por el otro lado, puede ser que los veas mucho, poco o incluso casi nada, pero aún así sabes que ahí están, y que esa vez que conviven resulta ser una experiencia automáticamente agradable. Yo no sé si a ti te ha pasado, pero a veces yo he tenido amigos que les tengo mucho cariño y que si los veo diario, la relación se empieza a tornar pesada, cansada y hasta a veces nociva. Me ha pasado que es preferible ver a esos amigos cada determinado tiempo, y cuando los veo entonces los difruto muchísimo! Y luego dejo pasar otro tiempo, hago más amistades, relaciones y actividades, y después me vuelvo a reunir con ellos.
También me pasó que mi mejor amiga se fue a vivir a Cancún. Pensaba que ya nada iba a ser igual. Al yo ser una persona de "pocas palabras", también pensé que iba a volverme una fanática de estar chateando y hablando largas conferencias telefónicas con ella, lo cual me parecía aterrador porque implicaba un gran cambio en mi personalidad. Al paso del tiempo y para mi sorpresa, me di cuenta que ni chateaba, ni tenía largas conferencias telefónicas, ni necesitaba estar en comunicación con ella todo el tiempo... Sino que las veces que tuvimos la oportunidad de vernos (que fueron como 4 en 2 años), eran excelentes oportunidades para ponernos al corriente de todo, y que al volvernos a reunir, parecía no haber pasado ni una semana.
La vida, para mí, se trata de aprender saludablemente a ir DISFRUTANDO cada sabor, cada relación, cada amistad y cada momento. Resultaría muy poco práctico tener de enemigo a todo aquello que esté en desacuerdo con lo que pensamos, o tratar de estar cerca de todos los amigos todo el tiempo y con todos a la vez. Lo más fácil es hacer tiempo para todo, acuerdos saludables y límites cómodos y protegidos, transformando todas las dificultades de la relación, en facilidades, creando saludablemente formas nuevas y diferentes de disfrutar la vida, las relaciones y las emociones.
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