Cuando te ocurrió un caso de desastre

Noviembre 22, 2012

Se denomina muchas veces caso de desastre a aquellos fenómenos naturales que suceden de manera intempestiva, afectando no nada más las cosas materiales de una población, sino los emocional y sentimental también. Recientemente en Veracruz todos hemos vivido este caso de desastre que dejó el Huracán Karl y el desbordamiento de diversos ríos. Y estamos expuestos a numerosas pérdidas, grandes afectaciones, una constante tristeza y sentimiento de frustración.

Escuchamos las noticias y vemos todo el caos y aún no lo podemos creer. Platicamos con la gente, con nuestros compañeros y aún así, seguimos sin poderlo creer.

Nos afecta, nos lastima, nos indigna. Ver a gente tan cercana que perdió todo, o al menos gran parte de su patrimonio. Escuchar historias terriblemente trágicas de gente que sufrió y vivió acontecimientos increíblemente peligrosos. Vemos videos y compartimos en Facebook fotos y comentarios al respecto. Y en las emociones, qué está pasando en realidad?

Qué está pasando ahí adentro con los sentimientos ocultos y las verdaderas heridas que se abrieron en nuestro interior?

Es real que dentro de nosotros, se pudieron haber abierto heridas que creíamos ya estaban cicatrizadas, o bien, se pudieron generar heridas nuevas al ver tanta destrucción, tanta pobreza y tanta falta de sentido en nuestro querido Veracruz.

La buena noticia, es que "todas las heridas cicatrizan si las dejamos cicatrizar" (Teresa Robles), pero siempre necesitaremos un poquito de ayuda para poder hacerlo de una vez y para siempre, sobre todo, ayuda de ti mismo/a.

Afortunadamente, (y lo confirma la física cuántica y los nuevos paradigmas de la ciencia), todos tenemos dentro de nosotros mismos todos los recursos necesarios para sobrevivir. Y así como un león está en la selva lastimado, y de repente con reposo, como lamer sus heridas una y otra vez y con esperar a que el tiempo haga su trabajo de repente sana y sigue viviendo tal cual, nosotros como seres humanos también tenemos esa misma capacidad, pero a veces nos es muy complicado creerlo y encontrar nuestros recursos.

Y en estos casos de desastre me viene a la mente una historia que dices así:

Después de navegar a través de muchos mares y a pesar su toda su experiencia para navegar, un día un marino naufragó, y se convirtió en el único sobreviviente del naufragio. Llegó a la playa de una isla que además estaba deshabitada. Pidió al cielo ser rescatado, y cada día esperaba ansioso, mirando al horizonte en busca de ayuda, pero ésta parecía no llegar. Cansado de esperar ante las inclemencias del tiempo, pensó en hacer una pequeña cabaña de palma para protegerse del sol y la lluvia. Y mientras tanto, seguía pidiendo al cielo ser rescatado. Conforme pasaban los días, su deseo era más ferviente, y deseaba ver a otros seres humanos y regresar a su mundo de siempre. Un día, salió a buscar comida alrededor de la isla, y al regresar se encontró con que su pequeña cabaña estaba envuelta en llamas. El humo había ascendido hasta el cielo y ya sólo habían quedado algunas cenizas. Era lo peor que había ocurrido. Había perdido todo.

La tristeza y la rabia se habían apoderado de él, miró al cielo y hacia todas partes de la isla gritando ¿¿¿Porqué??? ¿Porqué si era todo lo que yo tenía? ¿Porqué me acaba de ocurrir tal injusticia?

Cansado física y emocionalmente, se quedó dormido ahí, a la intemperie muy cerca de la playa, cuando de repente a la mañana siguiente, lo despertó el sonido de un barco que se acercaba más y más a la playa.... ¡Habían venido a rescatarlo!

¿Cómo supieron que estaba aquí? -preguntó emocionado el hombre.

Pues es que ayer en el ocaso, vimos tu señal de humo y de manera inmediata nos dirigimos hacia acá pensando que alguien necesitaba nuestra ayuda, y fue entonces que te encontramos a ti...

Y con esta frase finalizo este blog...

"El punto más oscuro de la noche es justo un momento antes del amanecer"...